Durante una visita técnica realizada el pasado abril, se recorrieron diferentes masas forestales, tanto públicas como privadas, con el objetivo de conocer de primera mano cómo se gestiona el bosque de frondosas en esta región centroeuropea.
Un contexto forestal cambiante
Alemania posee una importante superficie forestal, siendo Baviera una de las regiones más boscosas. Sin embargo, el cambio climático está afectando gravemente a algunas de sus especies emblemáticas como la haya (Fagus sylvatica), favoreciendo a otras más adaptadas a condiciones más cálidas y secas, como el roble (Quercus petraea). A su vez, se incluyen propuestas de migración asistida de especies foráneas como Quercus cerris y Castanea sativa. Este cambio ha provocado una evolución en los objetivos de gestión, con una clara tendencia hacia la diversificación de especies y la promoción de masas mixtas, tanto en su composición como en su estructura.
Selvicultura moderna y precisa
En los montes que visitamos en este viaje de trabajo nos mostraron cómo se aplican modelos de gestión que combinan criterios técnicos rigurosos con una alta adaptabilidad. En el caso de masas de roble gestionadas privadamente, como en Windischletten, se realizan claras cada cinco años con criterios de selección positiva. Aunque se parte de masas regulares, la gestión aspira a convertirlas progresivamente en sistemas más complejos y multiestratificados, favoreciendo a los mejores pies y fomentando el desarrollo de especies acompañantes como Sorbus torminalis o Acer campestre.

Por lo que pudimos ver, los trabajos forestales se apoyan en maquinaria como procesadoras para la madera de baja calidad, mientras que los fustes de mayor valor se cortan con motosierra. En todos los casos, se respeta la presencia de madera muerta en monte como elemento clave para la biodiversidad.
Vías forestales y planificación detallada
Uno de los elementos más destacables es la cuidada planificación de la red de acceso y saca: las pistas principales se distancian unos 300 metros y las calles de saca se sitúan cada 30-40 m, perfectamente señalizadas. Esta planificación permite minimizar el impacto en el suelo y facilitar el manejo, especialmente con maquinaria especializada en suelos frágiles.
Bosques multifuncionales: turismo, conservación y producción
El Parque Natural de Steigerwald mostró ejemplos de gestión contrastada. En zonas de uso turístico, como el Baumwipfelpfad (sendero elevado sobre el dosel), la gestión se limita a garantizar la seguridad de las estructuras, dejando el resto del bosque evolucionar con muy poca intervención. Estas masas forestales atraen a más de 120.000 visitantes anuales y son ejemplo de cómo conjugar aprovechamiento turístico y conservación.

En contraste, en zonas de reserva estricta, no se permite ningún tipo de corta. Allí, se alcanzan volúmenes elevados, incluyéndose un amplio porcentaje de madera muerta en suelo y pie.
Selvicultura orientada al árbol individual
En zonas gestionadas por entidades públicas como Bayerische Staatsforsten, se apuesta por una gestión al árbol individual dentro de un sistema de ordenación por rodales. Los bosques se intervienen cada cinco años, combinando selección de árboles de porvenir, apeos estratégicos para favorecer la regeneración y técnicas de silvicultura de cobertura continua.

Esto implica, por ejemplo, la poda natural a través de competencia lateral, el uso de tronchamientos y anillamientos en primavera para, por ejemplo, reducir la competencia de hayas frente a robles en ejemplares jóvenes

Caza y regeneración natural
La presión cinegética se gestiona activamente, sobre todo en lo relativo al corzo, principal amenaza para la regeneración. En algunos cotos cuentan con densidades de aproximadamente 8 corzos por cada 100 ha, equilibrando la población para facilitar el establecimiento de nuevas generaciones de arbolado. Se aplican también técnicas curiosas, como el uso de pintura azul en protectores para repeler a los corzos, aprovechando su particular percepción cromática, y el empleo de protectores de la guía terminal en ejemplares jóvenes.

Valor de la madera y mercado
Los precios de venta reflejan la calidad de la madera: mientras el roble puede alcanzar los 850 €/m³, las frondosas de menor calidad y diámetros se sitúan entre los 35-75 €/m³, dependiendo de la especie y el uso (normalmente leña). La gestión también incluye criterios de salud forestal, con eliminación rápida de pies afectados por insectos como Agrilus biguttatus, principal amenaza para el roble en la región.

En el ámbito industrial, la madera se emplea para productos que van desde postes y estacas hasta madera para interiores o elementos estructurales. Las traviesas, por ejemplo, se protegen con chapas metálicas en sus extremos para minimizar el rajado durante el secado.
